Despiertas en un planeta nuevo y tienes que mirarte al espejo para saber cuál es tu nueva cara. Solo puedes rezar para que el que te ha contratado para este trabajo te haya conseguido un cuerpo en condiciones con buenos reflejos y puedas pelear en tu nueva funda. En un universo en el que se puede cambiar de cuerpo como el que cambia de guantes es difícil seguir siendo uno mismo, pero tu sabes quién eres, sabes lo que has perdido y lo que estás dispuesto a hacer para recuperarlo, solo tienes que terminar este trabajo, solo tienes que sobrevivir otra vez, solo tienes que ser… un Brigada.

Una cara nueva, una vida vieja

Estamos en un futuro en el que la humanidad parece haber superado a la muerte. La conciencia se puede digitalizar y se guarda en un dispositivo llamado pila. La conciencia digital se ha convertido en la identidad y el cuerpo no es más que un recipiente reemplazable denominado «funda». La gente ha perdido el miedo a la muerte física porque si el cuerpo muere siempre se puede insertar la pila en un cuerpo nuevo y conservar la memoria y la identidad. Los ricos gastan una funda tras otra y tienen vidas tan largas como las estrellas. La mente viaja como datos en haces de luz de un planeta a otro y se transfiere a una nueva funda al llegar.

Pero no todo es un camino de rosas, la corrupción y el tráfico de fundas está a la orden del día y las corporaciones y la Yakuza poseen planetas enteros y tienen más influencia que los antiguos gobiernos. Y por encima de todos ellos están los Matusalén, los que pueden permitirse fundas ilimitadas y vivir como inmortales durante cientos de años acumulando poder y riqueza como si fueran dioses.

Takeshi Kovacs es el último de los Brigadas, los guerreros más letales jamás conocidos que una vez se alzaron en rebelión y que fueron aplastados por los Cuerpos Coloniales que ejercen como Policía en todos los sistemas solares. Pero a pesar de ser el último superviviente, su reputación le precede y todos tiemblan al oír que es una leyenda viva.

Esa leyenda es la que hace que todos intenten contratarlo para todo tipo de trabajos. En este tiene que transferirse al planeta Latimer y proteger a una tatuadora de los miembros de la Yakuza y al mismo tiempo, tratar de investigar la misteriosa muerte de uno de los jefes de la organización criminal japonesa.

Y mientras trata de proteger a la niña, una comando de los Cuerpos Coloniales parece tener el mismo interés sobre ella y sin saber si es amiga o enemiga tienen que aliarse solo para poder sobrevivir porque los asesinos no dejan de atacar…

El sonido de la traición

Resleeved (Reenfundados) es la apuesta de Netflix para extender y ampliar el universo de su serie de ciencia ficción Altered Carbon que se estrenó en la primavera de 2020 y que está basada en las novelas de Richard K. Morgan.

Takeru Nakajima y Yoshiyuki Okada debutan en la dirección de su primer largometraje y no podrían haber tenido mejor comienzo.
Ambos provienen del mundo de los videojuegos

Takeru Nakajima ha trabajado como animador y director gráfico en
Fire Emblem Fates: Birthright
Fire Emblem Fates: Conquest

Como animador en el opening de
Metal Gear Solid 4: Guns of the Patriots

En las cinemáticas de
Drakengard 2

Y en la animación de
Berserk Millennium Falcon Arc: Seimasenki no Sho

Yoshiyuki Okada ha intervenido en Fire Emblem: Fates

En lo demás Netflix ha echado el resto…

La producción corre a cargo del estudio japonés-francés Anima, que en el pasado se encargó de Cat Shit One: The Animated Series y Kingsglaive: Final Fantasy XV, con esta última ya no hace falta más recomendación.

Pero la estrella aquí es el guión, está escrita por Dai Sato (Ghost in the Shell: Stand Alone Complex, Eureka Seven, Cowboy Bebop, Ergo Proxy) y Tsukasa Kondo. Con las credenciales de Sato yo le dejaría entrar hasta en el Vaticano.

Y para rematarlo la banda sonora corre a cargo del estudio musical MONACA, fundado por Keiichi Okabe y que nos trajo las exquisitas bandas sonoras de Nier, Nier: Automata y Drakengard 3.

Una nube de humo rojo

Esto es 3D destilado en estado puro, 3D elevado al cubo, con aristas y bordes afilados que no perdona el más mínimo detalle a un nivel casi preciosista. Si el 3D no es tu taza de té vas a sufrir.

Mi primer contacto serio con el 3D fue el Appleseed (2004) de Shinji Aramaki, muchos se le tiraron al cuello en cuanto salió. El dibujo me pareció raro pero no me disgustó del todo. Resultaba algo un poco frío pero con la belleza del cristal. Era algo nuevo, una curiosidad.

Al principio muchos reaccionaron cruzando los dedos al grito de ¡¡Vade retro hereje!! y lo mandaron directamente al calabozo, pero el 3D es una criatura correosa que muta, se adapta y va evolucionando y sobre todo trata de crearse su nicho en el mundo de la animación (algunos dirán que ya se lo ha creado, otros que todavía está en ello).

Pero no todos están dispuestos a abrirle los brazos. Monumental fue el rapapolvo que se llevaron unos alumnos que le presentaron a Miyazaki (si, al mismísimo) un modelo de inteligencia artificial para crear animaciones en 3D (ver en youtube: Hayao Miyazaki’s thoughts on an artificial intelligence). En el mundo de la animación en Japon, Miyazaki es Dios. Y a Dios no le gustó ese 3D (también es verdad que los críos le presentaron una criatura animada digna de salir como mutante en cualquier Resident Evil, ya les vale…).

Nos guste o no, el 3D ha venido para quedarse . Y nos guste o no también nos está educando la vista. En algunas series antiguas me empieza a rechinar el dibujo, a pesar de eso de vez en cuando me doy una vuelta por Golgo 13 porque la historia que me cuenta me atrae incluso con el aire setentero que tiene (es un James Bond japonés sin reina y en plan mercenario, digno rival de Sean Connery, a los otros el Duke Togo se los comería con patatas). La trama de la historia le puede a lo antiguo de la imagen.

Si algo se le puede reprochar al 3D es que siempre tiene la tentación de poner todos los huevos en el mismo cesto de lo visual. Y lo que no puede hacer una película es poner todo el peso en la pata de la animación 3D y dejar la pata de la historia coja. Takeshi Kovacs es un Duke Togo del futuro en la funda que le ha tocado para este trabajo. Es ciencia ficción si, pero es una historia de la Yakuza y para la Yakuza y la única forma de verla es en Japonés (con subtitulos) o se pierde todo el ambiente a cine negro que pueda tener (¡¡¡Temmeeeee!!!). Si los oyes hablar con los ojos cerrados podrías decir que están en cualquier bar bebiendo sake o peleándose en algún callejón de Osaka.

Esto no solo es una historia de Yakuzas, falta el marco que le da sentido a todo lo demás. Si ves la película sin haber visto la serie es como tofu crudo. Todo el aroma, el umami y el sabor de solomillo al cognac se lo da la historia que cuenta la primera temporada (sobre la segunda corramos un tupido velo). Pero sin la serie la historia se queda en una escaramuza entre clanes Yakuza.
Eso sí, el decorado es impecable. Una mezcla de Akira con Blade Runner con alguna pincelada de Ghost in the Shell (¡¡Ay esos coros a lo Kenji Kawai!!…)

Para un perro viejo en ciencia ficción es raro que un universo nuevo te atrape de buenas a primeras y Altered Carbon lo hace. Cuando vi la serie me tiré como un halcón a por el libro de Richard K. Morgan esperando mucho más y ¡oh sorpresa!, me encontré con mucho menos, el guión de la serie es mucho mejor que la novela, han creado personajes nuevos (¡¡¡Poe, te echamos de menooooooos!!!), han creado giros, alguno un poco alambicado si, y cerrado círculos y han resuelto la ecuación para que funcione como un reloj suizo, y al final han clavado la historia.

Es normal que Netflix utilice la retroalimentación a dos bandas, el que ve la película si se queda con curiosidad se va a por la serie y el que ve la serie y se queda con ganas de más se va directo a por la película de animación que tal como la han dejado huele a franquicia que no veas… La segunda temporada lo intenta aunque no termina de cuajar. Las pilas son muy agradecidas para cambiar de protagonista y el nuevo lo hace bien, incluso muy bien pero yo solo sigo ahí por ver que pasa con Poe y por ver si alguien me cuenta de una vez de donde salen los árboles cantores con las ramas iluminadas con un resplandor azul…

Pero para que nos vamos a engañar, si alguien saca otra historia animada de Takeshi Kovacs yo la veré religiosamente. Porque quiero más.

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