Hace eones que la ciudad sigue expandiéndose por sí sola. Recorres en solitario las infinitas estructuras de metal mientras buscas a los últimos humanos que pueden comunicarse con las máquinas, desconfiando de cualquier criatura que tenga circuitos en su interior aunque tú también los lleves, y pese a todo sigues llamándote a ti mismo… humano

Los genes perdidos en el pasado

En un futuro lejano, el planeta tierra está recubierto completamente por gigantescas construcciones metálicas que se superponen entre sí y que forman una ciudad de la que se dice que tiene miles de niveles. No se puede distinguir el suelo del cielo, ni siquiera qué es arriba y qué abajo. Lo único que se puede ver es metal a lo lejos.

El lugar está formado por enormes plantas con suelos y techos de metal cuyos límites se pierden en el horizonte y que están conectadas entre sí por peligrosos laberintos habitados por robots y androides, los cuales cuentan con su propia forma de vida. El número de seres humanos que habita La Ciudad ha sido reducido al mínimo y los escasos grupos de habitantes que sobreviven a duras penas han olvidado sus propios orígenes y han perdido el contacto con otros grupos de humanos.

Hace miles de años que Internet evolucionó hasta convertirse en la Net-esfera, un conjunto de sistemas informáticos compuesto por inteligencias artificiales que controlaba toda la tecnología del planeta.
Hubo un tiempo en que los humanos podían conectarse directamente con la red sin necesidad de interfaz gracias a sus Genes de conexión de red pero un virus se propagó eliminando poco a poco a los humanos con estos genes, y a medida que desaparecían se fue perdiendo la capacidad de controlar los sistemas y las máquinas.

Debido a esto, los Constructores (seres-máquina gigantescos sin personalidad ni conciencia que se encargan de construir las megaestructuras de manera automatizada) siguen trabajando interminablemente y sin control haciendo que la ciudad crezca lentamente como un cáncer siglo tras siglo.

El entorno totalmente informatizado del pasado ha evolucionado por sus propios medios, creando un sistema de criaturas cibernéticas que han escapado al control del ser humano, y que ahora es totalmente hostil y tiene como objetivo acabar con la supervivencia de la raza humana.
Han pasado cientos de años desde que los sistemas de seguridad automatizados ya no reconocen a los humanos. Despojados de los genes que les permiten comunicarse con el sistema, ahora son objetivos ilegales que hay que eliminar.

El Sistema de Seguridad mantiene torres de vigilancia que detectan la presencia de seres humanos sin genes de conexión de red y que lanzan el ataque de Dispositivos de Seguridad, droides araña que atacan a los humanos en cuanto salen de la zona de seguridad donde viven.

Zuru es una niña que pertenece a la aldea de los Electropescadores, uno de los últimos asentamientos humanos localizado en una zona aislada del Sistema de seguridad con un perímetro que los protege. Pero el alimento empieza a escasear en la zona segura y no tienen más remedio que salir a explorar para buscar comida en la materia orgánica que crece en el fango de las tuberías. Para no ser detectados por las torres de vigilancia llevan trajes y cascos especiales que impiden que las torres puedan localizarlos… en teoría. Los equipos de adultos que han salido a buscar suministros no han regresado y los niños liderados por Zuru han cogido los equipos de protección sin permiso y se han aventurado lejos del asentamiento en busca de comida.

Pero el Sistema de Seguridad los detecta y cuando huyen desesperados un humano les ayuda a sobrevivir destruyendo a los droides del sistema con un arma de potencia inimaginable. Este humano busca los genes de conexión de red, es el primer viajero humano que han encontrado en su generación y puede que su presencia signifique la diferencia entre la vida y la muerte para toda la aldea.
Los Dispositivos de Seguridad no dan tregua, la comida se acaba y el tiempo se agota para todos… Killy es su última esperanza.

Un androide con cara humana

BLAME! (ブラム!, buramu!) es un manga que se clasifica dentro del género ciberpunk creado por Tsutomu Nihei. El universo de Blame!, relacionado con el concepto de la Esfera de Dyson, es cerrado y puramente artificial y tecnológico y la historia transcurre en una realidad distópica, futurista y oscura que está dominada por una tecnología completamente hostil al ser humano.

Ya se hizo una serie de animación de seis episodios y un extra en el año 2003, dirigida por Shintaro Inokawa y realizada por la productora Group TAC y Media Blasters.
Pero los que parece que han dedicado su vida y su carrera a la obra de Nihei son el director Hiroyuki Seshita y el estudio de la película, Polygon Pictures.

Hiroyuki Seshita se dedica a dirigir prácticamente todo lo que produce Polygon (todo lo que sale abajo es suyo menos Human Lost).
Y en el estudio Polygon Pictures, se especializan (han vendido su alma al…) en animación 3D (alérgicos abstenerse). Su trabajo es un rosario de ejemplos:

Knights of Sidonia (2014)
Knights of Sidonia: Battle for Planet Nine (2015)
Ajin (2016)
Godzilla: Planet of the Monsters (2017) más las otras dos de Godzilla en 2018
Human Lost: NINGEN SHIKKAKU (2019)

La parte buena es que lo bordan. Y para rematarlo, ya han anunciado que están trabajando en Sidonia no Kishi: Ai Tsumugu Hoshi, una nueva película basada en el manga Knights of Sidonia (Sidonia no Kishi) de Tsutomu Nihei que se estrenará en 2021.

«La película de animación ‘BLAME!’, estrenada de forma exclusiva en Netflix el pasado mes de mayo (…dijeron entonces ¡¡snif!!), contará con una secuela. La noticia ha sido confirmada por Hiroyuki Seshita, director del filme. Pero eso no es todo, ya que el propio director ha confirmado que ‘Knights of Sidonia’, anime también exclusivo de Netflix, contará con una tercera temporada próximamente. No se han desvelado fechas para ninguna de las dos obras.»

Esto lo dijeron en Junio de 2017. Después de ver cómo está el percal del pipeline de animación ya nos podemos dar con un canto en los dientes si el proyecto llega a buen puerto, sea el año que sea.

Resulta cruel que nos pongan la miel en los labios de ese modo para luego ver como nuestras esperanzas se desvanecen en el viento. El único consuelo es que el pipeline por lo menos sigue vivo con Sidonia no Kishi, y ya nos podemos agarrar a eso como a un clavo ardiendo.

La prometida secuela tiene de dónde tirar, en el manga todavía queda mucha tela que cortar y si quieren, pueden.

La banda sonora de Yugo Kanno resulta transparente, se limita a cumplir su función de proporcionar la tensión necesaria. Si la oyes por fuera la cosa mejora enormemente pero en la película no resalta ni tiene identidad propia.
A la canción del ending (Calling You) interpretada por Angela le pasa lo mismo, no está mal pero tampoco es memorable.

El metal frío que intenta matarnos

Esto ha sido un vía crucis total pero con final feliz (¿agridulce?).

La película es una delicia 3D pero tan críptica que inmediatamente quieres saber más… de todo. De dónde viene Killy, de dónde vienen los Electropescadores (estooo… Electrofishers… es curioso como traducir literalmente al castellano le da a todo un aire de pueblo a lo Paco Martinez Soria con la boina puesta), de dónde viene Cibo, de donde vienen esos droides con patas de araña y carita de porcelana blanca que dan un mal rollo impresionante sin necesidad de tener mandíbulas con dientes afilados, con la máscara sola les sobra. Y sobre todo y por encima de todo, de dónde viene esa ciudad de metal… aunque llamarla ciudad no le hace justicia, aquí el tamaño sí importa (por ahí he visto llamarlo «brutalismo arquitectónico», ¡lo juro!).

Decir que la ciudad (vamos a llamarla ciudad por comodidad) es inmensa no da una idea clara de las dimensiones ni de la liga en la que estamos jugando. En la precuela de Blame! (NOiSE), Nihei nos muestra como la construcción desbocada de La Ciudad está a punto de envolver completamente a la Luna.
El orden de magnitud temporal también es «brutal». Estamos hablando de un intervalo de tiempo en el que el planeta tierra fue completamente cubierto por megaestructuras metálicas y siguió creciendo hacia arriba en incontables niveles donde la humanidad ha ido sobreviviendo como ha podido pero sin mucho éxito.

De modo que nos echamos la mochila a la espalda, con el teclado y el ratón bien afilados y nos vamos en busca de la trama perdida y del tesoro, o sea, toda la historia.

Y al principio parece una tarea sencilla pero esto parecen los deberes de Sísifo. Se supone que con una serie de anime previa y tres mangas lo íbamos a tener fácil… pero que si quieres arroz Catalina.
Alguna alma caritativa ya te avisa por ahí, el anime es como si simplemente hubieran cogido algunas imágenes sueltas de los distintos episodios del manga y le hubieran puesto un poco de movimiento. Y es totalmente cierto. Toda la cosa tiene un aire tremendo a Texhnolyze pero con menos diálogo y más enigmático si cabe.

Total que como el anime no ayuda nos vamos a las fuentes de la sabiduría, los mangas. Y los mangas son oscuros. Muy oscuros.
El mundo de Nihei es torturado y totalmente falto de cualquier cosa que suene a esperanza, paz, sol o hierba verde. Todas esas cosas pertenecen al pasado, un pasado muy lejano que se mide en eones y que solo las inteligencias artificiales pueden habitar con una línea de tiempo continuada. En los mangas apenas si salen humanos puros excepto en la precuela NOiSE y las cosas no pintan nada bien para ellos.

La describen como una historia cyberpunk pero es mucho más oscura y aterradora en el manga, en la cinta lo han pulido todo hasta darle brillo y esplendor… cibernético y el caso es que no les ha quedado nada mal. Esas tuberías hipertrofiadas y esa maquinaria amontonada son dignas herederas de Akira pero con un aire mucho más tecno.
Aunque son precisamente los elementos del manga que no salen en la película los que le dan estructura a todo lo que ha pasado.
Resumiendo y sin intentar siquiera establecer una escala temporal (no hay huevos, sorry):

Las grandes corporaciones tecnológicas del pasado (hace miles de años) han crecido de tal manera que han cubierto casi completamente la superficie del planeta Tierra. Utilizan la masa del propio planeta para seguir construyendo megaestructuras hacia el espacio.

La Net-esfera es la red informática eléctrica que cubre todo el planeta y a la que toda la humanidad puede acceder sin necesidad de interfaz. En el pasado, los seres humanos se conectaban directamente a la red gracias a sus Genes de conexión a la red. Debido a estos genes pueden dar órdenes a las máquinas y controlar los sistemas. En un momento dado apareció un virus que eliminaba el Gen de conexión de red en los humanos por lo que gradualmente cada vez menos personas eran capaces de conectarse a la Nestsphere y controlar los sistemas. Con el paso de los siglos se llega a un punto en el que nadie puede conectarse a la Nestsphere ni controlar las máquinas.

Con la red sin control, las inteligencias artificiales cada vez se hacen más sofisticadas, adquiriendo personalidad y llegando a realizar funciones de gobierno, creando la Autoridad, la entidad que dirige los restos de la Netsphere, aunque sin poder controlar al Sistema de Seguridad que es una entidad totalmente independiente; por tanto no pueden impedir que el Sistema de Seguridad dé caza a los humanos.

En el pasado, la tecnología cibernética ha evolucionado y los sistemas informáticos se integran en el cuerpo humano hasta que con el tiempo se produce un cambio de raza humana a seres de silicio. Parte de los humanos se separaron de sus cuerpos vivientes y con el tiempo se convirtieron en enemigos del resto de la raza humana, los Seres de silicio, que pasan también a ser enemigos principales de todo lo que se mueve con y sin circuitos. Estos seres desean eliminar por completo a la raza humana.

De modo que tenemos un circo romano a cuatro bandas con los humanos, el Sistema de seguridad, los Seres de Silicio y las IAs de la Netsphere que forman la Autoridad. Con todo esto combinado, el pesimismo sobre el futuro de los humanos te cubre como una nube negra sobre tu cabeza. Y aquí es donde Killy entra en juego…

Si pudiera darle a esta gente el Oscar al mejor diseño de personaje, vamos, es que se lo enviaba con un lacito y una botella de champán. Y el mérito no es que lo hayan creado de cero, ni mucho menos, sino que han cogido un diseño que ya tenía entidad propia pero que le faltaba un hervor; y ya lo creo que lo han dejado en su punto.
En el anime (y en el manga), Killy parece un crío casi recién salido del cascarón comparado con el tío serio, impasible y amenazador que te hace mantenerte pendiente de cada uno de sus gestos todo el tiempo que sale en pantalla, y eso sin levantar ni una ceja.

Por no mencionar el arma que lleva, que deja tamañitos a los sables laser de los Jedai… como si Obi Wan llevara una navaja de Albacete.

La otra baza genial de la película es Cibo, que aunque acaba de aparecer en la historia, en el manga tiene una relación mucho más larga con Killy de lo que se deduce en la película. En lugar de ser un encuentro fugaz, en el manga es una relación que se extiende durante cientos de años, ya que la personalidad de una entidad depende de los datos que se pueden transferir de un cuerpo a otro a lo largo del tiempo… y aunque empezó siendo una científica humana, Cibo ha cambiado de cuerpo muchas veces mientras ayuda a Killy en su búsqueda.

Killy es humano… pero no totalmente, tiene mejoras cibernéticas de alto nivel que le permiten vivir durante largos períodos de tiempo aunque no tiene ningún recuerdo de la mayor parte de su vida. Lo único que no cambia es su misión, encontrar a un humano con genes puros que le permita conectarse a la red. Irónicamente, los humanos son lo menos interesante de todo, excepto cuando llevan el traje puesto. Mientras tanto hasta el paisaje despierta más interés… es que tanta máquina junta parece que te seca la empatía.

En el universo de Nihei, la búsqueda es a piñón fijo a través del tiempo. Con los elementos del manga que no han salido, lo han dejado a huevo para seguir con una trilogía o una serie o lo que quieran. A algunos el futuro que se plantea le puede resultar demasiado oscuro y desesperado hasta el extremo, pero para el que alguna vez le ha cogido el gusto al cyberpunk fuerte (y lo digo por el manga, que conste) resulta adictivo. Y al que le resulte demasiado amargo que se dedique a las gominolas y a los batidos de fresa.

Y si en algún punto de nuestro futuro las máquinas se desmelenan y dicen que van a firmar su propia declaración de independencia…

Nadie podrá decir que no nos lo hemos buscado.

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