A finales de los ochenta, sucedió algo que muy pocas veces ha ocurrido en la historia del manganime. Bajo el nombre de Headgear, se formó un grupo del que formaban parte alguno de los pesos pesados del mundillo, como el director y guionista Mamoru Oshii, la diseñadora Akemi Takada o el mangaka Masami Yuuki, alianza a la que posteriormente se un unirían otros como el compositor Kenji Kawai. El propósito: realizar un proyecto donde se mezclasen mechas y relaciones humanas y donde tuvieran completa libertad creativa.Así nació el fenómeno Patlabor.

AL RICO MECHA

Debido al boom inmobiliario, a finales del siglo XX el precio de la vivienda se ha disparado, especialmente en la zona de Tokyo y alrededores, por lo que las empresas constructoras buscan una forma más rápida y efectiva de demoler y construir. De esta forma nacieron los Labors, gigantescos robots pilotados perfectos para realizar tan pesadas tareas. Sin embargo, esta innovación no trajo sólo beneficios. Los criminales advirtieron del potencial de estas máquinas para sus fechorías y empezaron a robarlas y utilizarlas, sembrando el caos por la ciudad. Con el objetivo de detener esta nueva forma de delincuencia, la policía decidió crear una unidad especial compuesta por dos grupos de Labors, el SV-1, liderado por la brillante Shinobu Nagumo, y la SV-2, liderado por el inteligente y apacible Gotohcon fama muy distinta. Mientras el primer grupo disfruta de una gran reputación, el segundo tiene fama de crear más problemas de los que resuelve. No obstante, la llegada de la joven Noa Izumi a este segundo grupo parece que revolucionará las cosas. Todo sea por proteger a la ciudad a bordo de¡los Patlabors!

POR EL AMOR Y LA JUSTICIA

El ambicioso proyecto de Patlabor comenzó en 1988 a través de una serie de OVAs compuesta por seis capítulos y un manga dibujado por Masami Yuuki. La acogida fue excelente, lo que animó a Headgear a crear una serie de televisión tras la introducción que constituían los OVAs. Así, en 1989 y a través de 47 capítulos, somos testigos del día a día de la segunda sección de Patlabors. Este anime ha sido traído a España por Jonu Media a través de su línea Millenium Edition.
Como serie televisiva de finales de los ochenta que es, no esperéis un apartado técnico alucinante, porque no lo encontraréis. Sin embargo, se nota un esfuerzo especial en él, exprimiendo al límite sus posibilidades, a lo que ayuda mucho los diseños de personajes de Akemi Takada. La animación no está nada mal, al igual que los diseños mecánicos, notándose a la legua que datan de los ochenta, con ese estilo tan propio de la época. Así pues, pocos reproches se le pueden hacer a este anime teniendo en cuenta las circunstancias. Sin embargo, y como en toda obra que se precie, el principal motor de la serie es el guión y, ciertamente, se puede decir que en ciertos momentos destaca sobre la media. Los episodios de Patlabor se pueden dividir a grosso modo en dos grupos: las misiones a bordo de sus Patlabor y los que narran la vida cotidiana y la personalidad de los personajes. Mientras los primeros cumplen perfectamente, con algunos episodios realmente interesantes y trabajados, la chicha se encuentra en los segundos. Sin duda alguna, los momentos más memorables y humorísticos son aquellos que se centran en los personajes, en la impetuosa Noa, el bruto Ohta, la fría Kanuka, el responsable Asuma o, sin duda alguna, el mejor personaje de la serie, el capitán Gotoh, categórico, mordaz e inteligente. De la relación entre todos ellos surgen numerosos momentos en los que la carcajada es segura, como es, por ejemplo, en el capítulo “El blanco es el capitán Gotoh”. Igualmente hay que decir que este tipo de guión dista mucho de los ofrecidos en las tres películas de Patlabor, donde se aboga por una más serio y donde los Labors tiene un papel mucho menos notorio.

¡ALPHOOOOOOONSE!

Patlabor es una serie muy agradable, con ciertos accesos de auténtico talento principalmente en el manejo de los personajes y sus relaciones, constituyendo un gran entretenimiento para todos aquellos a los que no les importa la fecha de sus animes. Después de todo, esta obra tiene vitola de clásico y, después de disfrutarla, a pesar de no ser la octava maravilla del mundo, tiene ese carisma que sólo ciertos productos tienen.

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