El castillo ambulante

Sin lugar a dudas, el estudio Ghibli se ha convertido en el máximo estandarte de la animación japonesa hoy en día. Sus películas son respetadas y admiradas en todo el mundo y ya no es extraño que disfruten de una distribución digna de tal reputación. Crítica y público han elevado a la compañía a la cima de la animación en dos dimensiones. El viaje de Chihiro fue el punto de inflexión que confirmó todo esto. Tras la fabulosa aventura de la pequeña, Ghibli volvió a los cines españoles con El castillo ambulante.

LA MAGIA ESTÁ EN EL AIRE

Sophie es una muchacha responsable que trabaja en la tienda de sombreros de su padre, que ha muerto recientemente. Su vida es rutinaria y sólo una cosa anima su existencia: la visión de un castillo ambulante que se mueve en la distancia, lugar donde vive el famoso mago Howl, de fama altiva y un guaperas seductor. Un día, caminando por la ciudad, se encuentra con el hechicero, que es perseguido por unas misteriosas personas. La chica se ve involucrada en la persecución, pero gracias a Howl, consigue ponerse a salvo. Con la emoción del encuentro todavía reciente, la joven vuelve a su negocio, donde recibe la visita de una extraña mujer. Sin motivo aparente, ésta hechiza a Sophie, convirtiéndola en una anciana. Ante este hecho, la chica sólo encuentra una posibilidad para poder deshacer el encantamiento: pedir ayuda a Howl. Sin embargo, cuando llegue a su morada ambulante, descubrirá que, muy posiblemente, sea él mismo quien realmente necesite ayuda… 

GHIBLI LO HA VUELTO A HACER

Basada en la novela de Dianne Wayne y dirigida por el buque insignia de Ghibli, Hayao Miyazaki, El castillo ambulante es una nueva muestra del ideario del estudio japonés. Esta película es un nuevo compendio de desbordante imaginación que no tardará en hacer sumergirse al espectador en su mágico mundo. El aspecto técnico de esta obra vuelve a ser una lección para todos aquellos que quieren liquidar la forma tradicional de realizar animación en dos dimensiones. Por ejemplo, el ingrediente más impresionante en este aspecto, el castillo ambulante que da nombre a la película, se ha realizado totalmente a mano superponiendo numerosos cells de animación. Con los diseños y catálogo de colores ya familiares para el seguidor de esta compañía, se crea un mundo nuevo y familiar al mismo tiempo, siendo realmente digno de admiración la aparente facilidad de Ghibli para construir mundos sugerentes y atractivos hasta el asombro. 
En lo que respecta al guión, volvemos a encontrar un argumento bien plantado y desarrollado, aunque no tan perfecto como en La princesa Mononoke oEl viaje de Chihiro. Posiblemente se vea resentido por la necesidad de adaptar la historia del libro, por lo que sobrevuela la sensación de que la película quiere contar muchas cosas pero no logra culminar todas de la forma más satisfactoria por falta de tiempo para desarrollarlas. Una muestra de esto es el desenlace de la misteriosa procedencia del espantapájaros viviente. Aún así, el argumento, aún siendo ajeno a Ghibli, es perfectamente interiorizado y asimilado, dándole la compañía japonesa su peculiar personalidad. De esta manera, la historia consigue equilibrar momentos de humor y aventuras con otros más oscuros y turbadores, recordando en ese sentido a las aventuras de Chihiro. Especial mención merecen el personaje de Howl, auténtico motor de la película, con todos sus matices y recovecos, capaz de pasar de la luz a la oscuridad en un momento, y el de Calcifer, que aporta las más notorias dosis de humor a la trama aún cuando finalmente tendrá una mayor importancia de la que se le presupone en gran parte del film. Si añadimos a todo esto la nuevamente excepcional banda sonora de Joe Hisashi en su enésimo trabajo para Ghibli, el visionado de esta obra se vuelve imprescindible. 

VUELVE LA MAGIA

En los últimos tiempos, apenas hay ya justificaciones para ir a ver una película de Ghibli. Es de Ghibli y ya está, por ese mero hecho ya sabemos que nos encontramos ante un producto de primerísima clase, que derrocha imaginación, calidad y buen hacer por los cuatro costados. Hayao Miyazaki y sus chicos han vuelto ha demostrar que son unos auténticos artesanos de la animación y, muy posiblemente, los reyes de la misma.